viernes, 23 de mayo de 2008

historial: 2005 I.

Terminaba el mes de septiembre, el viernes 30 en plena primavera marplatense (es decir, fría), se presentaron dos plaquetas más: Siete ciervos de Gastón Franchini y con sutiles artimañas de Fabián Iriarte. La puesta inicial, a cargo de los integrantes de dársena3, fue una especie de coro con textos de Catulo, Poe, noticias científicas sobre la existencia de enormes ciervos, definiciones latinas y algunas fábulas. Luego, claro, leyeron los poetas para deleite del público. La colección crecía, el entusiasmo y la alegría también. La gente, como la primera vez, nos acompañaba.
Gastón Franchini y Ana Porrúa






La dársena festeja: Valeria Ali, Juan Cegarra, Ana Porrúa, Matías Moscardi y Andrés Gallina, alias el Gallo (apodo que él mismo pronuncia el Galo).







Fabián Iriarte bebe agua (antes de leer sus poemas); el Galo entona algún fragmento y Ana Porrúa se prepara.














Los dibujos y el arte de tapa de Siete ciervos y con sutiles artimañas son de Matías Moscardi.


Fabián Iriarte, con sutiles artimañas (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, septiembre de 2005)


El girasol


debate sobre el género epistolar


marco aurelio, circa 139 annus domini: "querido fronto: si un poco
de sueño te vuelve / si una noche de invierno / si después / de tantas
noches en vigilia de las que has estado quejándote, te ruego, te ruego"

pronta respuesta de fronto: "¿que te escriba? / adiós"
enunciador elíptico y retórica de la amorosa pregunta / no se hace esperar:
"que me escribas / desde allí / desde tu soledad / hacia mi
tristeza / aliento de mi vida / ¿debería acaso arder?"

a lo que el objeto referente replica: "¿de amor? ¿por ti?" / observar
pronombres enclíticos y deícticos de difícil ubicación por su significación
ocasional.



hablemos ahora de hombres ilustres

a un efebo sin nombre del siglo
tercero de nuestra era: "aroma de olivos silvestres
para el atleta / tiara bien ornada para un rey / yelmo
para el mejor soldado / pero las rosas para ti" / firmado filóstrato.

conocemos un fragmento de la respuesta
del joven: "si es salvaje y cruel, es fuego."



estética del mundo antiguo



marco aurelio (declamando): -te cito: "tirándose rosas como lluvia"
fronto (a punto de desmayarse): -"a rose is a rose is a rose is."
marco aurelio (escondiéndose tras de una pesada cortina): -rosas no, rosas no.
se escribía seguido sin separaciones sin mayúsculas no usaban exclamaciones
ni gansefüsschen ni la curva elegante de la interrogación no había códices ni
encanto sólo retórica y néctar no hubo intercambio de cartas con el
inframundo cada uno animula vagula eran huéspedes y compañeros del
cuerpo y entonces cómo comunicarse



con sutiles artimañas


-es muy probable que hayas escuchado de tu madre, o de quienes te criaron,
que entre las flores hay una
-una

-¿que ciertamente está enamorada del sol?
-ciertamente

-¿y que sufre el sino de quienes aman?
-sufre el sino

-cual eco repites mis palabras
-vocativo soy

-la flor se yergue cuando el sol se levanta, sigue sus movimientos al par que
completa su curso
-¿y cuando se acerca al poniente?

-no lo sé, ya lo sé: heliotropa se dobla hacia abajo
-acaso desees

-¿ver esa flor?
-también

-su docilidad, su suave esclavitud
-es parte del encanto de esa idiota

-te la mostraré si vamos a dar un paseo
-fuera de la ciudad hasta el río illisus




Gastón Franchini, Siete Ciervos (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, septiembre de 2005)


I

En ese momento sientes
que puedes disparar mejor que tu padre
pero sería ridícula su cabeza colgada en el living.

Bien, muchacho,
ya no debes temer al olor a vinos caros
ni al sabor a caries en tu boca.



II

Ya sabemos que son ciervos
los que cavan, día tras día, el corazón
...que son bestias.
¿Pero quién los cuelga de la pared
mirándonos?



III

No debes temer a tus zapatos,
tu madre no confundirá su lápiz rojo
con tus cartuchos de caza.
Tampoco los ciervos
enseñarán a correr a los perros,
ni a morder a las mandíbulas.

Todo esto debes saber,
y que desde que naciste otro dispara,
a la manzana de tu cabeza.



IV

Nunca acabarás esta cerveza.

afilarás el hacha, prenderás un fuego con ramas
-tal vez envíes botellas al mar-
pero tu deber es cargar con los ciervos,
venderlos en la ciudad.

Nunca acabarás esta cerveza.



V

Lo último que comió este chancho
fue una manzana –dije y deje entrever mis dientes.
Me habían pedido que le enseñe el oficio a un chico
y sólo se me ocurrió esto.

Ahora diría:
Ponte el delantal, no importa lo que hagas afuera
-procura sonreír.


VI

Los ciervos saltarán tu cabeza:
tendrás dedos para contarlos,
Si piensas en peces verás anzuelos y bocas
....................................................................
tendrás dedos para contar
pero no encontrarás la mandíbula del pez.

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