viernes, 23 de mayo de 2008

historial: 2007.

Y así llegamos a las dos últimas plaquetas de "El pez de plata" (por ahora, claro), La pesquita de Jorge Chiesa y Cuadrilátero circular de Silvana Franzetti. Ahora son 10 los peces que forman la colección y 6 los integrantes de dársena3, ya que se incorporó Luciana Caamaño, la cocorita.
El encuentro fue el 16 de noviembre de 2007, con presentaciones y lectura de poemas. El convite tuvo un bonus track, dos videopoemas de Franzetti, "Si X" y "Mujeres de la calle", que realmente metieron los oídos y los ojos de todos en una sintonía increíble.



Ana Porrúa, Silvana Franzetti, Jorge Chiesa y Matías Moscardi.







Mesa de galanes: Juan Cegarra, José Mayor y el Galo.






Los dibujos y el arte de tapa de Cuadrilátero circular y La pesquita son de Carla Di Luca.


















Silvana Franzetti y Jorge Chiesa









La pesquita, Jorge Chiesa (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, noviembre de 2007).


Mi padre y yo
comemos en silencio:
cubiertos de acero
en movimiento
sobre el pescado.

La carne ligera
como el vuelo de una mosca
apenas se oye
en la boca.

Claro que
un oído atento
si hablara
podría ilustrar
lo que es ser
masticado.

Pensar en la lengua
y utilizarla
como un órgano mudo.

Pensar en mi padre
y comer en silencio
lo que pescamos.




*

Mi padre tuvo:
dos matrimonios
tres hijos.
Volcó un auto a 180 km. por hora
y sobrevivió.

En el hospital
comprobé que tenía las piernas
demasiado flacas
como si se las hubieran prestado
de otro cuerpo.




*

Desde la costa
mi padre y yo
miramos las ballenas.
Somos distintos.
A él le hubiera gustado
ser arponero
mientras yo adopto
la mirada mansa y resbaladiza
del hundimiento.



*

Dentro del auto
mi padre y yo compartimos
un nuevo espacio
de silencio.
Es de noche
y el baúl está lleno de ojos
de pescado muerto.
Del otro lado de la ventanilla
contra el cielo
un avión:
apenas una luz que titila
que se aleja.
Vuelvo con las manos sucias
-no sé mi padre:
nunca se las he mirado.










Silvana Franzetti lee sus poemas.







Cuadrilátero circular, Silvana Franzetti (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, noviembre de 2007).



Quise averiguar algo que no me pertenecía. El combate era en cadena, el tiempo de la pelea se extendía, como en la niñez, y su relato quedaba inmune frente a la hazaña, siempre accidental. La corrida, imposible. Seguí a los japoneses con los ojos, ya no tenían valor, se habían transformado en una foto de ellos mismos: nunca vieron al toro. Hasta que olvidé. Supe una parte, pero la olvidé. Boxeo y lidia para mí ya no existen.





La mano envuelta
con una tira de lienzo blanco
mece el saquito de té.
El peso del pugilista va a ser marcado
en la regla graduada antes
de que suene la campana.

Cada cuerpo se pliega en el saludo
la ceremonia no es, no puede ser el combate.

Alguien
en una butaca
boquiabierto desde el minuto primero,
aunque el espectáculo ocurra en tres.






*

El relator espera
que se acumulen los detalles

el raso, la piel
las lentejuelas brillen más
el agua se deslice desde la boca al cuello
hasta que los brazos se extiendan
y formen un óvalo sobre la cabeza.

El ojo izquierdo del cameraman
pasa por alto lo que hay
detrás de la cicatriz en cada velada.
La pantalla no tiene contrincante.




*

Se dice que el ribete blanco
distingue un pantalón amarillo
del otro, los cuerpos
maniquíes o figuras de cera
toman el impulso de los gladiadores.
La TV sabe quién es quién. Ahora sí
pasa algo allá arriba, una forma de actuar
la muerte en doce asaltos.

Clava su mirada en el hombro
derecha curva por línea externa
uno-dos, uno-paso-dos
el pie izquierdo hacia delante pisa
la lona impresa
se tapa la cara con los guantes, un tic
la silueta de un hombre cae
sobre la propaganda de un candidato.

historial: 2006.




Luciana Caamaño, Juan Cegarra, Andrés Gallina, Ana Porrúa, Valeria Ali, Matías Moscardi, Gastón Franchini, Carlos Ríos y Fabián Iriarte.
Hacia mediados del año 2006, para ser más precisos el día 18 de agosto de ese año, se presentaron dos plaquetas de alta potencia: cocorita de Luciana Caamaño con los espectaculares dibujos (de tapa e interiores) de Agustina Nat, y Los círculos del agua de Matías Moscardi, el único ejemplar dorado de la colección, con una


tapa diseñada por Marina Porrúa.
A eso de las 10 de la noche Fabián Iriarte habló sobre cocorita y Luciana leyó sus poemas; luego, Carlos Ríos abrió la pista de Los círculos del agua y Matías leyó algunos de sus textos power.
Hubo mucha, pero mucha gente y mucha, muchísima algarabía. Para cerrar la noche cuatro poetas invitados: Gastón Franchini, Andrés Gallina, Carlos Ríos y Fabián Iriarte.





Los círculos del agua, Matías Moscardi (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, agosto de 2006).

El color de la noche power metal en el espacio cóncavo que abre
el vidrio. En el espacio cóncavo que abre el vidrio cuando la luz
proviene de adentro, no de afuera. Una imagen que llega desde
pero sale hacia (defecto visual). Nubes plomizas como
las cañerías de un edificio costero. El flujo del agua corriendo
por el óxido. Por el óxido hasta el pico de la canilla. De la canilla
hasta la boca. Una araña del tamaño de un punto y coma trepa por
los números del calendario. Se cae y trepa / Se cae y trepa / Se cae.
El clima afecta la percepción del volumen. Subir la tele para dejar de
escuchar lo que pasa afuera. Bajar la persiana para estar seguro de estar.
De estar adentro.



La programación televisiva marca el movimiento de los astros.
En un quiz show, un hámster le lleva las preguntas al conductor
del programa en un Porche automático de juguete. Es una forma
de decir que es tarde. Las películas basadas en hechos reales no lo dejan
dormir. Sigue el camino amarillo, pero no comas la nieve amarilla.
Como la tele no tiene control remoto, hace zapping con los párpados.
180 canales con la misma imagen: un roedor manejando un auto fino
en miniatura. Sigue el camino amarillo, pero no comas la nieve
amarilla
. En el programa, un participante explica que la actividad
onírica tiene lugar en el hemisferio derecho del cerebro, y la lectura
en el izquierdo. Por eso, dice, no podemos soñar con frases.
Sigue el camino amarillo, pero no comas la nieve.



Una revista de crucigramas en la heladera con la cara de Arnaldo
André. Sobre la revista, la manzana verde con lamparones amarillos
(manchas de nacimiento) no llega a tapar el rostro del galán. Girar
el cabito de la manzana repitiendo el ABC (Cada giro completo
equivale a una letra). Cuando el cabito cede a la presión concéntrica
y es extirpado de la manzana madre, entonces significa la inicial
de una persona que piensa en vos. Pero como el viejo Eddie arranca
los cabitos de un saque, la letra es siempre la A de Arnaldo,
que mira el acontecer del mordisco desde la heladera beige. Así,
con la manzana en la mano y la heladera todavía abierta, el viejo
Eddie mueve la perilla del Philco para lograr la nitidez de un canal
codificado.



En el canal cincuenta y pico, anuncian la primera película porno con
efectos especiales. Una fan de Miranda mata a su profesora de gimnasia.
En el canal Presencia, una gorda dice “me robaron a mi hijo”
como diciendo “me chorearon la bici”. Un cocinero usa la palabra
“significación”. Todo círculo es vicioso. Y vuelve a la película porno
prometida.


El Surfer Rosa espera la tanda para entrar al agua. Es la mañana y las
cosas están heladas (no es necesario tocarlas para saberlo). El sol brilla,
los pájaros heavy metal cantan. En los videos de surf, los chicos rubios
entran en los tubos, salen de los tubos, giran, cortan las olas para abajo,
cortan las olas para arriba, y saltan por el aire, para caer del otro lado
y esperar la siguiente serie. En La Flecha las cosas son distintas.
Los bodyboarders no pueden deslizarse a través de las olas conquistadas
por los jóvenes surfers. Los jóvenes surfers no pueden interferir en
el camino fluvial de los surfers viejos. Los surfers viejos no pueden,
pero igual te cortan con la quilla si no te metés bien abajo del agua,
lo más abajo que puedas. Y de vez en cuando aparece algún lobo
marino. No hacen nada, pero dan miedo. La piel del Surfer Rosa
parece mexicana. Helada su mente, que nada y filtra a contrapelo la
espuma verdosa, y su madera se pierde sola entre las olas pequeñas.












Fabián Iriarte presenta cocorita de Luciana Caamaño: ella mira y escucha, Matías Moscardi sonríe.





cocorita, Luciana Caamaño (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, agosto de 2006)


la muy cocorita
se desliza entre mis venas
con la destreza de una marmota muerta
y la entereza de una amapola destrozada.


Una estrellita vestida de punta en blanco, casualmente de blanco, con soquetitos con
volados y taquitos a lunares, con vestidito de oro blanco, se
dirige al encuentro de la marmota herida de muerte, para tomar té helado. Al
llegar se sientan en el banquito más pulcro de la plazoleta luly luly luly y
despliegan un mantelito rojo y blanco a cuadrillé. Luego comen las galletas de
miel y debaten sobre cuántas estrellitas se necesitarían para derribar a una jirafa
y sobre cuánto tiempo le queda de vida a la marmota herida de muerte.


La amapola les teje pulóveres a las visitas. El otoño está próximo y su último
pétalo pende de un hilo. Las estrellitas al borde del abismo juegan apuestas:
“¿cuál será la próxima en caer?” La estrellita con tendencias suicidas se lanza al
abismo, entonces gana. Lástima!, no podrá disfrutar el premio. Y era tan
bonito... un souvenir hecho a mano íntegramente de tul, una torta de bodas de
yeso y unos escarpines de cuero!



espuma
un bisturí
sobre el borde
de la bañera.



yo era una de la niñas
yo corría por la cuerda.


Y ahora no me vengas con esa carita de amapola destrozada porque no te
cuento el cuento de las buenas noches, puta. Tu sueño es un castillo de perlas.
Mi sueño es tu pesadilla. Cada jueves llegás y me decís que querés frutillas con
crema y yo te grito que acá sólo hay carne y que deberías saberlo. Pero vos
llorás como loca y te obsequio mi retrato de Jesús que brilla.



















Carlos Ríos y Fabián Iriarte.











Los invitados de la noche se preparan para leer: Andrés Gallina, Gastón Franchini, Carlos Ríos y Fabián Iriarte.

historial: 2005 II

El 16 de diciembre del 2005 a la noche hubo otra presentación de plaquetas de "El pez de plata". Juan Cegarra habló sobre Ningún nombre de Osvaldo Aguirre, Andrés Gallina sobre el chenque de Ana Porrúa y Matías Moscardi sobre La salud de W. R. de Carlos Ríos. Valeria Ali leyó los poemas de Carlos Ríos que no pudo llegar a la cita.







Valeria Ali y Matías Moscardi (las dos voces de Carlos Ríos esa noche).



El diseño y arte de tapa de el chenque, Ningún nombre y La salud de W. R. estuvieron nuevamente a cargo de Marina Porrúa.

Valeria Ali prepara la mesa de venta.






El Ciudadano se va llenando.











Los integrantes de la dársena: Valeria Ali, Matías Moscardi, Ana Porrúa, Juan Cegarra y Andrés Gallina.


La salud de W. R., Carlos Ríos (Mar del Plata, dársena3, colección "El pez de plata", diciembre de 2005)


La salud de W. R.
Febrero, 1923
Munich


19.

Nada en que asentar las experiencias de un cuerpo-testigo, las pesadas
herramientas dormidas en su cámara, a estas horas un poco más oscura:
reflexión asistida al tipo de imagen que ahora, en un ciego énfasis, nace si
es producida por el chasquido que tantas veces escuchó en la sala de
consulta, el ruido seco de la máquina de rayos. A quien tanto más quiso
escribe con la parquedad de costumbre: querida estarás bien si dejas de
llorar en este instante, ahora, ahorita. No es una carta de amor, no es
testar una propiedad que no existe. Que los que llegan con su trastienda
de saberes sepan aplicarlos a la labor radioterápica. Queda tanto por
hacer... esos sonidos, alta frecuencia para un pájaro en su jaula podrían ser
utilizados, si se dirigen con precisión, hacia la parte del cuerpo o el órgano
en cuestión que hasta la fecha se estuvo examinando, y sin éxito. Hacerlo
a velocidad variable, con la sutil manía desde la que hoy me despido (no es
para siempre, amor) y por la cual sé deslizarme, en emisiones de una
sombra minada por un edificio de intenciones aún mayor. Este dolor que
dobla al medio sitúa los trapos de un percance inicial desde el que fuimos
traídos y cercados por el fohen, unas partículas nucleares cedidas en el
algoritmo para volver (sabemos) a producir, nuevamente, la imagen que
consiste en nuestra exposición. Así querría ingresar, de a dos ante el
Altísimo, y decirle: “soy yo y mi copia en negativo, ahora sin carne, puro
hueso blanco, estela radiográfica, no pesa, puede confundirse y ser un
órgano en las nubes”. Pero Dios no está para bromas, ni sabe de
resonancias magnéticas porque practica otra clase de terapias (véase
resucitación de Lázaro), y éstas nunca le interesaron (muy costosas)
porque ponen en peligro, en nombre de la salud, la vida del paciente y la
del terapista, envuelto como un santo en su chaleco de plomo.


20.

El cuerpo, puro objeto de examen, se aquieta hasta ser solución fisiológica
cuando la transmisión: memento mori donde la radiación atraviesa un cuerpo
de contextura heterogénea, atenuándose si puede en otras formas, y
disponer para sí nueva reversa. De igual modo tenía que pasar algún día:
no puede ser tan malo, después de todo, ser por un rato la imagen
radiante y en latencia frente al bromuro de plata de la película, nacer luego
de una lentísima elaboración y sin saber qué zonas de distintas densidades
se irían produciendo entre el blanco y el azul que confronta tal sección.
Dispersión coherente (Rayleigh) de las estructuras en estudio. Borrosidad
cinética que sólo se produce cuando un objeto se desliza ante la
exposición: tanto dolor en un costado hace posible tal animación donde
se anula, por fallido, cada nuevo procedimiento. Bardo chijai. Ya es el
ingreso: disolución del mundo lógico (y qué era): pústulas del orden en
desorden y pérdida de contacto, pesadez, intensas presiones físicas que ya
no dejarán, por el momento, de actuar mientras la tierra se hunda (es la
visión) en el agua. O en el fluido mental: el negro de la placa radiográfica,
proporcional a la radiación incidente (su densidad). ¿Un aumento en la
densidad física se observaría como una disminución de la densidad
radiográfica? Quí lo sá. Lo que no quita, además, otras dependencias
adicionales en cuanto a la velocidad de la pantalla intensificadora.


24.

Nada en que asentar. Las tramas óseas y la manía de quien no se consume
en el acto de morir, que crece en una espiga de ceniza. Lo equis en un
extintor de fuegos, el gato para automóviles, arranque y el freno de los
ascensores. Lo equis en la estela refulgente que lo llama. Anni 1895 para
que el estudiante construyera su máquina radiográfica en su
casa-laboratorio. Sin ninguna guía para el tiempo de exposición correcto,
guiándose por el desconcierto o la intuición, sentaba al paciente-testigo en
una silla con el soporte de la película en posición. Así, predijo el uso de la
radiografía en odontología, transportando su delicado y pesado equipo
desde Nueva Orleáns (hoy negra y submarina) hasta la linda Asheville. Lo
demás es diagnóstico (historia) y continua, tardía exposición. No se
termina, no se puede terminar.

Y hágase mi voluntad*.
____________
* Roentgen, por voluntad testamentaria, hizo destruir todos sus archivos.




Ana Porrúa, el chenque (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, diciembre de 2005).

(14)

acá no hay garzas. acá no hay línea rosada (salvo en la tarde
como incrustación del cielo). acá no hay flamencos. acá no hay,
ni hubo, ni habrá dragones. acá hay martinetas (negro y blanco,
una pluma y otra pluma en contraste camuflado). acá hay maras,
distorsión de la liebre que a su vez es desencanto del conejo. acá
hay piches, corazas. acá hay viento. acá hubo tehuelches. éramos
nosotros.


(15)

acá hubo tehuelches, pieles de guanaco o chulenguitos. capas
pesadas sobre cuerpos desnudos. sólo eso. marrón la piel del
animal, cobre la del tehuelche. azul la del mar. así fue siempre.


(17)

existen los alacranes (inscripción luminosa del peligro en el pozo
de arcilla). existen los ñandúes y sus enormes huevos
blanquecinos, porosos. se cala un extremo. un agujero con forma
de hexágono imperfecto. se diseca para guardar el precioso
tesoro (adentro, un charito muerto, de plumas empapadas).


(19)

acá hay uñas de gato y dientes de león. se chupan el agua. se la
quedan, como los camellos y los dromedarios. hacen hojas
carnosas tubulares y con ángulos. las flores tienen rayos
finísimos, pétalos que parecieran elegir una lógica inadecuada.
esto hay: y la mancha rosa viejo de la mata que se extiende en la
arena de la costa. pero acá hubo una retama, resguardada por la
placa de hormigón. pocos, muy pocos colores rompen el
continuo. se necesita una mirada educada en lo liso. se necesita
un ojo que pueda descansar sin arabesco, que no pida lo que no
hay. que no pretenda.















Ana Porrúa y Osvaldo Aguirre.


















Juan Cegarra presenta Ningún nombre de Osvaldo Aguirre.



Osvaldo Aguirre, Ningún nombre (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, diciembre de 2005)


LES PONEN UN NUMERO

con pintura amarilla
en el pecho, y los cargan.

“Con las manos a la espalda
y los pies, lo que llaman
el avión” y los cargan.

“Con un palo atravesado,
para dar la vuelta al mundo,
mudos y vendados”, y los cargan

“como bolsas de papas”,
de La Perla a Loma del Torito,
donde la hiena espera.

En la línea de fuego pueden hablar,
respiran, “están al resguardo
de sus pares”, dice la hiena,

y los cargan y los llevan.
Son los que activan la campaña,
los muertos en típicos ajustes

o en tiroteos con el orden.
Así como los perros rescatan
pedazos de carne y restos

-“una mandíbula, un suéter azul
de lana que contenía huesos,
cápsulas percutadas de Itaka”-

la hiena colecciona sus recuerdos:
“ordena desatar al más joven,
que se le diera una pala para cavar

una fosa”. Porque habla y respira,
al resguardo, pero está muerto
y por eso lo cargan, lo llevan

a un metro coma ochenta.
En la línea de fuego “los rocían
con gasoil y prenden hisopos”,

“se percibe un olor fuerte,
la combustión de cuerpos
y vestimentas”. Pero la hiena

no ve hombres ni mujeres.
“Usted está muerto”, olfatea.
“Es un muerto que camina”,

al resguardo de sus pares.
Por eso los llevan a la línea
de fuego. “Aquella cayó

por la escalera, éste sale
en el primer Menéndez, usted
opta por suicidarse en la celda”.

Y como el más argentino
“efectúa siempre el disparo”
contra los ciegos, los inválidos,

los que activan con el rezo,
los muertos que lloran y suspiran.
Por eso los cargan, en La Perla,

y los llevan, desatan al más joven,
el muerto que activa con volantes
de La Perla en la empresa provincial

hasta caer “encogido por el fuego,
con un tiro de Itaka en la cabeza”
a un metro coma ochenta.

“Nos dicen ustedes están muertos,
son muertos que caminan
en la línea de fuego”. Por eso

los cargan en La Perla y los llevan:
“atados y vendados en el borde
de la fosa que ellos mismos cavan

se les pega un tiro de Itaka”.



“LO VAMOS A CUIDAR BIEN”

dijeron los dioses de fajina
identificados por las armas,

al llevarse al hombre
por ser el mayor, o el enfermo:
en el nombre del padre y del hijo.

Y apenas traspone la puerta
pierde su casa, su nombre,
nadie lo conoce, amén:

en el lugar donde lo cuidan bien
tener nombre está prohibido
y están prohibidos los efectos

personales. “Que se saque todo,
le dicen, ahora nada hace falta,
por fin ha dejado de sufrir”.

Los argentinos de fajina
son todo para él: en el nombre
del padre, del hijo y del espíritu

“me dicen que debía olvidar
quién era, a partir de ese momento
tendría número, ningún nombre,

para mí el mundo terminaba
a partir de ese momento
en Campo de Mayo”, amén.

“No se preocupe”, decían los hombres
de la justicia argentina, “nada
le pasará a su hijo; y no lo busque,

ya dejó de sufrir, ojalá pueda ir
al cielo”. Porque en las comisarías
no lo tenían, en los juzgados

en las iglesias, en las cárceles
no lo tenían: “en adelante seríamos
un número, nadie se enteraría

de nuestra existencia” por los siglos
de los siglos. Pero “no tener noticias
es tener buenas noticias”. Están

con Dios y la justicia, en un lugar
donde los cuidan, “con médicos
y psicólogos en un plan caritativo

para salvar las inteligencias”.
Pronto el hijo volverá, el mayor,
el más enfermo, pronto dejarán de sufrir

-“me aconsejan no mirar, no había
parte del cuerpo”. Y en el nombre
de Dios: alegría, no tener noticias

son buenas noticias, fajina argentina
en Campo de Mayo: “tener al prisionero
todo el tiempo encapuchado,

sentado todo el tiempo sin respaldo
en el suelo con la prohibición
todo el tiempo de hablar o moverse”

-tampoco girar la cabeza,
“teníamos número, ningún nombre,
el mundo terminaba ahí”. No mirar,

aconsejaban, por el padre el hijo
y el espíritu: “lo vi, desvariaba
en un charco de sangre y orina”.

historial: 2005 I.

Terminaba el mes de septiembre, el viernes 30 en plena primavera marplatense (es decir, fría), se presentaron dos plaquetas más: Siete ciervos de Gastón Franchini y con sutiles artimañas de Fabián Iriarte. La puesta inicial, a cargo de los integrantes de dársena3, fue una especie de coro con textos de Catulo, Poe, noticias científicas sobre la existencia de enormes ciervos, definiciones latinas y algunas fábulas. Luego, claro, leyeron los poetas para deleite del público. La colección crecía, el entusiasmo y la alegría también. La gente, como la primera vez, nos acompañaba.
Gastón Franchini y Ana Porrúa






La dársena festeja: Valeria Ali, Juan Cegarra, Ana Porrúa, Matías Moscardi y Andrés Gallina, alias el Gallo (apodo que él mismo pronuncia el Galo).







Fabián Iriarte bebe agua (antes de leer sus poemas); el Galo entona algún fragmento y Ana Porrúa se prepara.














Los dibujos y el arte de tapa de Siete ciervos y con sutiles artimañas son de Matías Moscardi.


Fabián Iriarte, con sutiles artimañas (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, septiembre de 2005)


El girasol


debate sobre el género epistolar


marco aurelio, circa 139 annus domini: "querido fronto: si un poco
de sueño te vuelve / si una noche de invierno / si después / de tantas
noches en vigilia de las que has estado quejándote, te ruego, te ruego"

pronta respuesta de fronto: "¿que te escriba? / adiós"
enunciador elíptico y retórica de la amorosa pregunta / no se hace esperar:
"que me escribas / desde allí / desde tu soledad / hacia mi
tristeza / aliento de mi vida / ¿debería acaso arder?"

a lo que el objeto referente replica: "¿de amor? ¿por ti?" / observar
pronombres enclíticos y deícticos de difícil ubicación por su significación
ocasional.



hablemos ahora de hombres ilustres

a un efebo sin nombre del siglo
tercero de nuestra era: "aroma de olivos silvestres
para el atleta / tiara bien ornada para un rey / yelmo
para el mejor soldado / pero las rosas para ti" / firmado filóstrato.

conocemos un fragmento de la respuesta
del joven: "si es salvaje y cruel, es fuego."



estética del mundo antiguo



marco aurelio (declamando): -te cito: "tirándose rosas como lluvia"
fronto (a punto de desmayarse): -"a rose is a rose is a rose is."
marco aurelio (escondiéndose tras de una pesada cortina): -rosas no, rosas no.
se escribía seguido sin separaciones sin mayúsculas no usaban exclamaciones
ni gansefüsschen ni la curva elegante de la interrogación no había códices ni
encanto sólo retórica y néctar no hubo intercambio de cartas con el
inframundo cada uno animula vagula eran huéspedes y compañeros del
cuerpo y entonces cómo comunicarse



con sutiles artimañas


-es muy probable que hayas escuchado de tu madre, o de quienes te criaron,
que entre las flores hay una
-una

-¿que ciertamente está enamorada del sol?
-ciertamente

-¿y que sufre el sino de quienes aman?
-sufre el sino

-cual eco repites mis palabras
-vocativo soy

-la flor se yergue cuando el sol se levanta, sigue sus movimientos al par que
completa su curso
-¿y cuando se acerca al poniente?

-no lo sé, ya lo sé: heliotropa se dobla hacia abajo
-acaso desees

-¿ver esa flor?
-también

-su docilidad, su suave esclavitud
-es parte del encanto de esa idiota

-te la mostraré si vamos a dar un paseo
-fuera de la ciudad hasta el río illisus




Gastón Franchini, Siete Ciervos (Mar del Plata, dársena3, colección “El pez de plata”, septiembre de 2005)


I

En ese momento sientes
que puedes disparar mejor que tu padre
pero sería ridícula su cabeza colgada en el living.

Bien, muchacho,
ya no debes temer al olor a vinos caros
ni al sabor a caries en tu boca.



II

Ya sabemos que son ciervos
los que cavan, día tras día, el corazón
...que son bestias.
¿Pero quién los cuelga de la pared
mirándonos?



III

No debes temer a tus zapatos,
tu madre no confundirá su lápiz rojo
con tus cartuchos de caza.
Tampoco los ciervos
enseñarán a correr a los perros,
ni a morder a las mandíbulas.

Todo esto debes saber,
y que desde que naciste otro dispara,
a la manzana de tu cabeza.



IV

Nunca acabarás esta cerveza.

afilarás el hacha, prenderás un fuego con ramas
-tal vez envíes botellas al mar-
pero tu deber es cargar con los ciervos,
venderlos en la ciudad.

Nunca acabarás esta cerveza.



V

Lo último que comió este chancho
fue una manzana –dije y deje entrever mis dientes.
Me habían pedido que le enseñe el oficio a un chico
y sólo se me ocurrió esto.

Ahora diría:
Ponte el delantal, no importa lo que hagas afuera
-procura sonreír.


VI

Los ciervos saltarán tu cabeza:
tendrás dedos para contarlos,
Si piensas en peces verás anzuelos y bocas
....................................................................
tendrás dedos para contar
pero no encontrarás la mandíbula del pez.

jueves, 22 de mayo de 2008

historial: año 2004.

En diciembre del año 2004, dársena3 presentó su sello de poesía, "El pez de plata", y los dos primeros títulos de la colección, Adela de Andrés Gallina y Josele de Matías Moscardi. El proyecto de "El pez de plata" se pensó y funciona hasta la fecha de manera cooperativa y fue un modo de poner en circulación textos de escritores de acá, que luego se extendió a otros escritores de allá o acullá. La selección fue y es el punto de partida (indeclinable) y la diversidad de poéticas el punto de llegada.






















(Fragmento de la presentación de "El pez de plata", por Ana Porrúa)

La coincidencia fue, realmente, que las primeras plaquetas de la colección El pez de plata, sean a la vez los primeros libros publicados por Moscardi y Gallina.
Algo sobre estos libros: en principio, que están raramente hermanados. Sabemos que el Gallo y Matías escriben a cuatro manos, pero estos libros individuales tienen a su vez puntos en común. Se trata de dos personajes, es decir, de dos propuestas de alejamiento de la “interioridad” por llamarla de algún modo. Dos poetas que hablan de otro/otra y dicen….. en voz muy baja el Galo: “Adela es mi abuela, sabías?” y casi a los gritos Moscardi: “Josele, existe, posta, es un amigo”. Y luego, en la lectura uno descubre que no se trata de la abuela o del amigo, sino de otros que están ahí para decir contar pequeñas historias e, incluso, para decir algunas cosas propias.
Los dos libros, las dos plaquetas tienen un hilo de plata en la ironía, aunque de modos distintos. Las dos, se escriben desde una economía inquebrantable: Adela comienza con estos versos: “Adela/ una vieja en un geriátrico”. Y Josele, con los siguientes: “Josele respira en un mundo que no”. El principio, así, parece la nada, pero a la vez es la apertura máxima de lo que saldrá de ese pequeño enunciado.
Creo que Josele y Adela hablan una lengua poética de época. En la poesía estas lenguas existen y no están por debajo de las estridentes que rompen con los tonos del momento, como cuando Vallejo escribió los versos de Trilce. Hablar el lenguaje de la época, el que no es disonante es muy difícil y eso se notó en el trabajo de corrección de Adela (cuyos últimos intentos de seguir escribiéndose fueron frenados por la realidad de la publicación) y en las de Josele (que en realidad es el tercer o cuatro libro de Moscardi desde que se decidió el proyecto de las plaquetas). Hablar el lenguaje de la época es riesgoso, con un nivel de riesgo diferente al de las vanguardias (que por otra parte no sabemos si pueden existir hoy en día). Supone un público con un oído adiestrado, tal vez, pero justamente por esto, impone el trabajo para hacer que ese oído capte lo distinto como cuando en Josele se lee “en una rotisería mira el reloj/ del microondas/ y piensa: dos minutos/ no pueden ser tanto tiempo”, o como en uno de los poemas de Adela que dice “Pero no hubo ni un solo rencor./ Sólo un balbuceo/ (que siempre funciona como refutación)./ “Lo que dignifica es el trabajo”, / amor es un estruendo que retumba/ como un bolero/ en el aire.” Porque cuando terminamos de leer estos poemas decimos….seguramente….cómo lo hicieron. Cómo pasaron de lo banal a la pregunta a fondo. Cómo de la consigna antigua (para Gallina, especialmente) al tono casi cursi del bolero amoroso? Ese es el pasaje que deben construir y sostener los que hablan el lenguaje de la época y creo que Adela y Josele lo hacen de manera impecable.
Y ahora los dejo con Moscardi y Gallina, que se presentarán en contrapunto.










Adela de Andrés Gallina y Josele de Matías Moscardi en uno de los exhibidores de dársena3 (la foto es posterior; en ese momento parece que no teníamos cámara). El diseño y arte de tapa de ambas plaquetas es de Marina Porrúa.






Adela, Andrés Gallina (Mar del Plata, dársena3, colección "El pez de plata", noviembre de 2004).


Residencia del Sol.


1

Adela: una vieja en un geriátrico.

2

Cronus, Alplax
Sinemet, Stelapar:
Todo lo que le hace falta.

3


Memoriosa:
se acuerda de algo.

Los ojos de girar el momento
los pies sumergidos
en un blanco y negro.

Todo lo que le pasó fue un invierno.

4

Adela es chiquita ahora
sueña que juega.

5

Es domingo y si es domingo canta:
“pon tus manos en las manos del señor
que calma el mar”.

6

A veces muere los domingos.

7

Adela se siente reina del geriátrico:
la bañan.

8

Una visita es la de todos:
es masas finas
es cambiar el agua del mate
es la danza de las Diosas.

(Adela no se relaja)
(Adela vigila)

9

Los negros de Camerún son mutantes,
perdimos el primer partido.
Adela parece preocupada
piensa en Bilardo
cómo estará el narigón
se pregunta,
qué hará esta noche.
Por el momento:
enciende un cigarrillo
y tararea estrategias
piensa
-quizá-
en negarle la capitanía
al Diego,
el próximo partido.

10

Ni asilo ni geriátrico:
Residencia.



Josele, Matías Moscardi (Mar del Plata, dársena3, colección "El pez de plata", noviembre de 2004)


press start – insert coin


I.

josele respira
en un mundo que no



II. laser shots

1.

un juego a 3,50 la hora

2.

la velocidad de un tema punk
una H de luces intermitentes
algo como una linterna con gatillo

3.

josele piensa en
la guerra

4.

(en su cabeza)
un chaleco laser
a punto de explotar

5.

heridas de colores
ruiditos en el pecho

focos que se apagan
entre el humo artificial
de un espacio alquilado

6.

(en su cabeza)
el propio cuerpo
a punto de explotar

7.

game over

(el juego terminó)

credit 0

(no hay crédito)

press start - insert coin

(sólo resta insertar otra moneda
apretar un botón)

martes, 13 de mayo de 2008

historial: año 2003. parte II.

Para finalizar el año, dársena3 y la revista Vox de Bahía Blanca organizaron un encuentro de poetas. Bajo la coordinación de Valeria Ali, Bárbara Gasalla, Ana Porrúa y Marcelo Díaz se armó un maravilloso guateque (diría Mario Ortiz) con videos, puestas sonoras, mesas de lectura, una exposición de libros y revistas, debates y largas charlas. "La última ola: poesía argentina reciente" fue el broche de oro de un año muy productivo.






Cronograma “La última ola: poesía argentina reciente”

Viernes 28 de noviembre
17.45. Apertura.
18.00 – 19.00. Mesa 1, “Cornalitos fritos”: Fabián Iriarte, Mario Ortiz, Marina Yuszczuk, Omar Chauvie, Sebastián Morfes.
19.15 – 19.39. Tentempié I. Variaciones de Rubén Darío (sobre un fragmento de “El coloquio de los centauros”).
19.45 – 20.45. Mesa 2, “Poseidón y Neptuno”: Daniel Samoilovich y Arturo Carrera.
21.00 – 23.00. Mesa de debate, “Cazuela de mariscos”: Poesía y política. Participan: Marcelo Díaz, Florencia Abatte, Santiago Llach, Carlos Battilana y Daniel Samoilovich.

Sábado 29 de noviembre
11.00 – 12.00. Mesa 3, “Rabas con limón”: Lucía Bianco, Marina Mariasch, Ana Porrúa, Martín Rodríguez, Walter Ch. Viegas.
12.00 – 13.00. Mesa 4, “Gambas al ajillo”: Romina Freschi, Anahí Mallol, Karina Macció, Fernanda Laguna, Osvaldo Piccardo.
15.30 – 16.00. Mesa 5, “Frutos de mar (picada)”: Muestra del taller de poesía de dársena3.
16.00 – 17.00. Mesa 6, “Arroz con mejillones”: Gastón Franchini, Florencia Abbate, Carlos Battilana, Santiago Llach.
17.15. Tentempié II. Lectura de Silvana Franzetti. Poemas y audio.
17.30. Tentempié III. Proyección del video realizado por Ana Miravalles y Nicolás Testoni, “Antología audiovisual de la poesía argentina: Lectura múltiple de un fragmento de El Gualeguay de Juan l. Ortiz”.
18.00 – 19.00. Mesa 7, “Calamares en su tinta”: Luis Chaves , Marcelo Díaz, Osvaldo Aguirre, Fabián Casas, Washington Cucurto.
20.00 – 22.00. Mesa de debate, “Cazuela de mariscos II”, Poesía argentina de los noventa. Participan: Anahí Mallol, Martín Rodríguez, Ana Porrúa, Mario Ortiz y Arturo Carrera.

Cena y fiesta.









Omar Chauvié, Bárbara Gasalla y Daniel Samoilovich.









Feria de libros y revistas, atendida por Julia Gasalla.






Feria de libros y revistas.









Fernanda Laguna, Mario Ortiz, Anahí Mallol, Ana Porrúa y Arturo Carrera en la mesa de debate "Poesía argentina de los noventa".














Santiago Llach, Carlos Battilana, Florencia Abbate, Daniel Samoilovich y Marcelo Díaz en la mesa de debate "Poesía y política".









Todos, o casi todos, al final del encuentro, en el patio del café El Ciudadano.

viernes, 9 de mayo de 2008

historial: año 2003. parte I.

En el año 2003 la dársena tuvo ilustres visitantes: Leónidas Lamborghini habló de la gauchesca como arte bufo, Diego Menegazzi desplegó sus saberes durante tres días en el curso “Aproximación al cine contemporáneo” (sábados 12, 19 y 26 de julio), el escritor y crítico Martín Kohan reflexionó sobre la violencia popular en la literatura argentina y el ilustrador Istvan, maravilló a los asistentes con su trabajo en el curso “Ilustración de libros para chicos”. Durante ese mismo año se desarrolló un taller de poesía, coordinado por Ana Porrúa.
































Istvan
"Ilustración de libros para chicos"
(Café El Ciudadano, 7 y 8 de noviembre de 2003)









Martín Kohan dio el curso "Violencia popular: desborde y domesticación”, el 19 y 20 de septiembre de 2003; durante esa ocasión fue entrevistado por Valeria Ali y Damián Merlo y habló de su novela, Dos veces junio.






Publicado en la sección “Cultura”, del diario La Capital, Mar del Plata, 21/9/2203.

Martín Kohan en Mar del Plata

“¿A partir de qué edad se puede empezar a torturar a un niño?”

Esta frase, núcleo de condensación de horror puro, abre su novela, Dos veces junio, que retoma el período de la última dictadura militar.

Por Damián Merlo y Valeria Ali

- La literatura argentina de las últimas dos décadas se sirvió de diversos modos de decir para narrar la última dictadura militar. Dos veces Junio podría pensarse como parte de un grupo de novelas que plantea un nuevo modo de abordar este tema. ¿Cómo pensaste estas cuestiones al momento de escribir?
- Mi punto de partida en este sentido era que la proximidad relativa de los hechos de la represión, y también el tipo de balance al que se siente comprensivamente inducido quien en los años setenta ha tenido algún tipo de participación política, tornaban particularmente propicio cierto registro más o menos cercano a lo testimonial (aunque se tratara de literatura). En el momento de encarar Dos veces junio, me parecía que existía ya una brecha a partir de la cual intentar otro tipo de representación, que no tuviese que salvar la distancia entre la narración y lo acontecido, sino que pudiese aprovechar esa misma distancia para trabajar en otro tipo de representación, donde lo no dicho, lo que solamente se insinúa o se da a entender, lo ambivalente, lo incierto, no fuesen deficiencias en el relato sino sus armas.
En la novela quise volver sobre ciertos hechos de los años de la dictadura, pero ya no con el propósito primordial de contar lo que había pasado, sino de indagar (más en términos de una medianía social, de la vida cotidiana y de esos lugares comunes que definen y resumen toda una cultura) cómo fue posible que lo que pasó pasara.
-También en tus novelas anteriores se abordan épocas de la historia argentina, de hecho el subtítulo de El informe es San Martín y el otro cruce de los Andes y el de Los cautivos, el exilio de Echeverría.¿Cómo ingresa La Historia en tu proyecto de escritura?
- La historia no es nunca para mí un mero material proporcionado por la realidad. No son personajes reales o hechos reales los que me propongo tomar, no por lo menos en tanto que tales. Sí me interesó, y me sigue interesando, trabajar sobre materiales que cargan con un cierto espesor de significación previa. Más concretamente: materiales sobre los que el lector tenga fuertes ideas previas, una representación y una carga simbólica ya puestas en esas figuras o en esos episodios. Por ejemplo: la famosa caída de San Martín en la batalla de San Lorenzo y el sacrificio heroico del sargento Cabral, o la dicotomía entre civilización y barbarie aplicada a los gauchos y los letrados en el siglo XIX o, más cercana a nosotros, y ya eventualmente en un plano de experiencia vivida, la memoria colectiva del mundial 78. Todos estos elementos, con los que trabajo en mis textos, me interesan no tanto como "realidades históricas", sino como núcleos de significación, en la medida en que activan por sí mismos una serie de valores y presupuestos fuertemente instalados en el imaginario social o en la memoria social. Me interesa poner a la literatura a trabajar en relación a (y en lo posible: confrontando con) esos presupuestos, esas ideas previas, esas capas de significación ya existentes. Revisar así, y tratar de desarticular, en un sentido específicamente literario, un paradigma de heroicidad nacional, o la distribución de saberes sociales en el origen de la nación, o los recuerdos de un éxito deportivo engañoso y manipulado pero también supuestamente feliz.
- Ahora bien, como decías, si pensamos en esos valores y presupuestos activados por los núcleos de significación social de esos períodos históricos, la violencia estaría presente de distintos modos ¿cómo aparece la violencia en Dos veces junio?
- Es un punto que me resulta válido para pensar en lo que yo me proponía como forma de representación. Me parece que la violencia en la novela aparece siempre como ya acontecida o como a punto de acontecer, y no aconteciendo. Más que contar hechos de violencia, traté de trabajar con las huellas de la violencia o con su inminencia. Con eso trataba de captar un efecto: el de la violencia latente, que me parece que da cuenta de un cierto clima de época. La violencia que flota en el aire, por un lado. Y por el otro, la violencia instalada en una cultura y por ende en la vida cotidiana, en formas de apariencia banal, pero que entran de alguna manera en una relación de correspondencia con lo más siniestro de lo que pasaba en los centros clandestinos de detención.
El cálculo frío de la acción violenta me resulta más estremecedor que el desborde (por eso la pertinencia de la consigna: no hubo errores, no hubo excesos). Esa violencia puede ser captada en el lenguaje. La pregunta por el momento en que se puede empezar a torturar a un niño, que funciona como punto de partida de mi novela, y que efectivamente tuvo lugar durante la dictadura, es tan horrorosa (es un núcleo de condensación de horror puro) que después ya casi no hace falta narrar ningún desencadenarse de ninguna violencia. Lo peor es esa violencia que queda instalada por el solo hecho de que una pregunta así pueda haberse formulado. Con Dos veces junio traté de instalarme, no en la mostración de la violencia desencadenada, sino en el clima agobiante de la violencia lista a desencadenarse, eso tan denso y asfixiante que deja flotando una pregunta así de atroz.










Leónidas Lamborghini
"La risa en la poesía gauchesca"
(Café El Ciudadano, 23 y 24 de mayo de 2003)

presentación dársena3 (mayo 2003)

Este es el texto que se envió por mail para anunciar la aparición en público del grupo, integrado en ese momento por Bárbara Gasalla, Valeria Ali y Ana Porrúa.


1) dársena 3 se presentará en público en el mes de mayo, en Mar del Plata, con cursos y talleres sobre literatura, dibujo, comic, cine y fotografía. Se proyectan, además, presentaciones de libros y exposiciones. El lema de dársena 3 es la intervención cultural, en la convicción de que leer, mirar, producir y polemizar son formas de agitación del monstruo dormido.
2) dársena: en un puerto es un lugar resguardado artificialmente, de aguas navegables, que sirve para cargar y descargar las embarcaciones. Claro. Tres, sí 3. Tres tristes tigres; Gaby, Fofo y Miliqui; Dante, Petrarca y Bocaccio; Bombón, Burbuja y Bellota; Borges, Bioy Casares y Bustos Domecq; Mow, Larry y Curly; Zeus, Poseidón y Hades; Giotto, Masaccio y Cimabue; Othos, Porthos y Aramis; el elefante, el canguro y el oso; Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Alvaro de Campos; la Niña, la Pinta y la Santa María; cuchillo, tenedor y cuchara; John Wendell, Yamanocuchi Ando y Sidney West; Melchor, Gaspar y Baltasar; caballo, burro y mula; los vértices de un triángulo; el trío de Schubert; Trilce.
3) dársena 3 es un inicio y proyecta un crecimiento. Queremos que se agrupe la gente que hace cultura en (no de) Mar del Plata. Creemos en las convivencias polémicas pero no en los rejuntes. No creemos en la oda a la gaviota. Sabemos que hay algo más para decir/mirar o, simplemente, otras formas de hacerlo. Para eso contamos con vos.
El puntapié inicial lo dará Leónidas Lamborghini dedicando su lengua a Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi , Estanislao del Campo y José Hernández. Sí, hablará de la risa en la poesía gauchesca. Justo Leónidas Lamborghini, que es el padre –como se sabe- de El Saboteador Arrepentido, El Letrista Proscripto y El Solicitante Descolocado. Meras coincidencias.